Romper el mapa

Romper el mapa es posible con un poco de cumbia y vals , aunque yo quebré mis sueños en un huayco de primavera; ya no escuche el sonido de la mariposa que quería ser el dios ambulante para predicar en iglesias. Ya no soy el mismo solo quiero romper el mapa  habitar en su útero y ser parte de su  ciclo menstrual, ser los cinco días de creación de marte, y los días posteriores de guerrilla. Partir lejos hacia las ruinas y tomar san pedro para venerar sus piernas, templo bisiesto, donde las estaciones descansan para no perturbar a la cosecha. Los cuatro apus están conectados para la guía , tomo el ron, la chicha, el vino, la cerveza, masco la hoja de coca, y la sangre no tiene destino, mis venas tampoco. Solo llevo su piel marcada como rinoceronte en fuga porque las estrellas huyen de los pantanos, y  yo huyo de esta ciudad. Quiero encontrarme con tus pechos, tomar la hoja de  coca y hacer el pago respectivo, bailar como endemoniado  bajo la laguna que se marcó en la sabana.  A veces las palabras no  son exactas, ni las matemáticas tampoco pero tu cuerpo si lo es, es binomio cuadrado perfecto, es  imperio solar con adoratorios y huacas por encima del dios cristiano, yo soy un santo cristiano que te rinde devoción, por eso rompo y pierdo los mapas, las fronteras de mis venas se pierden con las yemas de tus dedos. Las líneas de tus dedos me dicen a donde ir, eres la bruja que me da beber, la mantis religiosa que se postra y  vuela.  Mi pasado ansioso y tu olor  a mujer con revueltas indígenas. Para no volver a verte no he comprado la siguiente teoría: los campos no tienen por qué sobrepasar el nivel de tus piernas, todo lo contrario yo sobrepasaré el nivel de mi  piel sobre el porqué de mis razones de estar sobre tu vientre. Una y otra vez. El elefante no conoce su piel, yo conoceré la tuya.

El viento tiene que tener un cómplice,
                                 Yo solo quiero los zapatos  que no hablan del ahora,
El ahora es las letras que salen de tus dedos  y de mi boca
Mis piernas tambalean el vals no se conecta con la razón, se quiebra la teología,
Los vellos caen sobre los demás vellos.


Mi escatología ya perdió, no tengo muertos, ni una fe de papel. En mi sólo hay una veneración, una peregrinación, quizás ya sonó el timbre para el recreo, o se cortó la luz en algún pueblo joven. Mi único afán es fundirme como escopeta en guerra, y salir con el pecho lleno de figuritas y de recuerdos de infancia (alguna  vez fui un robot con microchips y aliento) pero esta vez me toca ser una tecla que se salió del teclado.  Ya es de noche, mi linterna se apagó busco tu útero, o tu espalda. Un  plano cartesiano donde las coordenadas se besan  y se tocan donde más gritan, se caen y vuelven a leer un libro. Ya es tarde pero alguna vela por ahí sigue encendida, me quemo la pestaña, para tener algún recuerdo,  mi mochila esta llenos de grafitis, anillos, caramelos, poemarios, piedritas, estrellas, chapitas y algún dinosaurio por ahí.  Mi pie derecho ya no me habla, mi mano izquierda me niega, ahora soy una contradicción un Poncio Pilato me condena, me muero, para ser crucificado con dos lápices, uno me toma de las manos y otro de la lengua. Así el mundo será feliz, ya no romperé el mapa, o no sé. Donde buscaré. Donde estas.  Dame el lápiz labial para hallarte, el color de tus uñas me orienta, las fotografías que dejaste en el suelo son las pisadas que sigo, quiero ser la mancha sobre tu muslo la mordidas sobre tu seno.

Por Mario Santiago Bey

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