I
Cansado/ rememoras tu
estadía en el vientre de mamá
Y luego te hallas
en el vientre cálido de mamá:
Un vientre rayado de arcoíris/
perfecto ámbar líquido arcoirisiano.
Mamífero
enloquecido,
Eres en ella
el universo cargado de
emociones resplandecientes
que disparan dientes hasta lo alto
del cielo celebrando el venidero grito contenido.
y el dolor que ata al ser humano a su
temor
es un insecto que está empezando a tener
esas alucinaciones en donde una gota de lluvia
cae
como
una
piedra
en
el
agujero
nuestra historia,
II
Pero ya estás viejo para ir añorando tu
nacimiento y todo lo maravillosamente sucedido antes de eso.
Y además no recuerdas con claridad. Y
ya estoy viejo.
…la belleza consiste /
óyeme bien:
En poner una y otra vez la canción que
canta joey y
Quebrarte mientras bebes una cerveza con la
misma incertidumbre con que percibes cada crujido de tu cuerpo…
Tu cuerpo frágil por el tiempo y para el
tiempo
que nos queda siempre
debiendo algo.
Tu cuerpo helado que exhala ese incendio mojado
mientras
esperas
que algo en ti halle la temperatura del
equilibrio.
(Oh, relojes temerosos, de corazones
hendidos por donde cada gota de sangre
cae
cumpliendo la función del cálculo
de los intervalos de lo inalcanzable).
Tu cuerpo caverna
en donde, al calor de una hoguera
sinsentido, abrigas tu timidez y ensalzas tu único temor de concebir la belleza
como una bestia indomable.
Y lo de la cerveza no es una condición
imprescindible, puedes poner la canción (una y otra vez) y escucharla solo, sin
hacer nada.
Pero te advierto que la incertidumbre
puede ser irresistible
y
tu soledad llegará a parecerte la más estúpida y necesaria en ésta noche de
estrellas
salvajes.
Ya no pienses en tu nacimiento, por más
conmovedor que sea el recuerdo que algunas tías y tu madre te hayan ayudado a
concebir,
Piensa mejor en:
-
Que pronto egresarás de
la universidad,
-
Que tanto cigarro no ha
terminado destruyéndote y no has desarrollado ningún tipo de dependencia,
-
Que estás pensando en
dejar el hábito de fumar porque esa chica te pidió, con tanta ternura, que lo
dejaras, como también te pidió que la dejaras días después (bueno, no pensemos
en eso).
-
Que estás aquí,
escribiendo, después de todo, un poemario relativamente decente (esperemos).
(Estás avanzando por una línea que va
hacia la muerte, pero aquello no debe preocuparte mucho).
Ni siquiera es camino lo que vas pisando,
es una línea imaginaria.
Un día, antes de morir darás una fiesta en
donde te entregarán un obsequio: una cajita mal forrada, que tras leer la breve
nota adosada (“Esperamos que te haga
feliz”), desgarrarás con entusiasmo infantil y hallarás dentro un ataúd pequeñito/
muy hermoso
y
dirás:
Aquí no quepo
Y te echarás a reír y la canción estará
allí, repitiéndose indeclinablemente, como haciéndote recordar que la belleza
había sido todo el tiempo la misma y que habías, no muy convencido, acertado en
abrazar.
También la belleza te convencerá que tu cuerpo sí encaja en
aquél ataúd
Y que estás cansado,
como en un
principio.
Esto te confundirá un poco y ya no podrás
sonreír.
Algunos de los invitados te ayudarán a
acomodarte en esa caja que te va pareciendo más graciosa a medida que a tu
cuerpo lo posee una sombra,
te dirán palabras de agradecimiento (por
haberlos invitado a la fiesta) y te harán gestos de despedida con ambas manos.
Tú ya estarás pensando:
No sé si me hace feliz,
Pero sí me hace bello.
E irás cantando la canción,
Como en
un principio
Muy bajito.
J. Estiven Medina Ortiz
No hay comentarios:
Publicar un comentario