¡Ay, Tía María !


«…Ahí, ahí baja…baja, baja: ¡Todo Valle de Tambo, Islay, Cocachacra, Dean Valdivia, La Tapada, carro vacío. ¿Vas?, Tía María, ¿vas o no vas?,  ¡Arranca, pisa, pisa, que ahí viene tombo!..»

Los medios de comunicación audiovisuales son escasos en materia de conflictos.  Nuestra tan controversial coyuntura lanza-lacrimógenas, coyuntura que se retuerce entre huaracazos, humo, balas, y carreteras suspendidas en el tiempo, con larguísimas filas de camiones, nos es ajena por la penosa distancia entre Lima y Arequipa; así es, han de ser doscientas horas a pié. Pero no se preocupen, os traigo las primicias, queridísimos colegas de la verdad.

Actualidad: Más de ciento cincuenta conflictos serpeando en la conciencia de nuestro presidente, más de ciento cincuenta conflictos, de los cuales el 74,1 % son de problemas socioambientales (115). De estos 115 conflictos socioambientales 66,7 % son de actividades mineras. Por otro lado, en lo que va del actual gobierno, se ha registrado el total de 60 muertes, 60 personas que murieron durante los ya mencionados conflictos; entonces, uno se pregunta: ¿podrá dormir nuestro presidente?

Tía María no es de ahora, es un problema que se viene arrastrando desde hace ya seis años. ¿Por qué apenas ahora se dignan en querer dialogar?, ¿acaso anteriormente no les interesó la opinión pública, o llámese vox populi?, ¿son viables los proyectos mineros sin licencia social?  Si tan beneficiosa es la minería como fuente de ingresos y como disparo hacia el desarrollo, ¿qué sucede? Obviamente, algo anda mal. El paro que acatan tres distritos de la provincia de Islay, ha superado los 45 días, y no hay solución. Las muertes son mínimas, pero son, y los alumnitos de las escuelas quieren volver a sus clases, y las 6 mil hectáreas de arroz en el Valle de Tambo no se cuidarán solas, que dicho sea de paso, tal cosecha representa un ingreso de S/. 144 millones. No hace falta precisar, ¡estamos en Estado de emergencia!, un estado de emergencia sin Estado, irónicamente. El presidente de la república Ollanta Humala Tasso apenas susurra desde Lima las medidas que deben tomarse, a modo de opinión, acerca de los conflictos socioambientales que se van desarrollando en el Valle de Tambo, Cocachacra, provincia de Islay, región Arequipa.
Dilucidemos la situación en tres partes importantes, y llamémosles pleitesías.  Tres partes que convergen en una gran algarabía de gritos, protestas, mentadas de madre y dolor de parte de las víctimas, víctimas que se encuentran en cualquiera de las partes del conflicto, porque un agricultor sólo defiende su tierra, porque un policía sólo hace su trabajo:

Pleitesía primera: El Dinero

El Premier  Pedro Cateriano afirma orgulloso que actualmente se vienen desarrollando megaproyectos mineros cotizados en una cantidad singular que supera los 20 mil millones de dólares.  Qué brillante noticia, como una olla de oro al final del arcoíris, ¿verdad? Pues, no es tan brillante para las comunidades aledañas a la gran mayoría de proyectos mineros asentados en los diferentes yacimientos minerales dentro de nuestro territorio nacional. En Julio del 2009, la empresa Southern Cooper Corporation anunció que invertiría US$950 millones en su proyecto Tía María (Arequipa); desde entonces los conflictos por miedo a posibles daños en el medio ambiente hicieron erupción. Además de los grandes daños ambientales que provoca la actividad minera, la población reacciona violentamente porque el dichoso desarrollo no llega hasta sus puertas. Estudios han demostrado que las regiones con mayor actividad minera en nuestro país tienen un índice altísimo de pobreza. Así, por ejemplo, Cajamarca, tras sus veintidós años de gran minería, y el 40% de su territorio concesionado, lidera las cifras de pobreza en el país con 53,7%. Y uno se pregunta, ¿a dónde va todo el dinero? Cajamarca es uno de los primeros productores de oro, siendo también una de las poblaciones con mayor índice de analfabetismo.

Pleitesía segunda: La Anarquía

Si bien las fuerzas policiales han infringido leyes, en defensa del principio de autoridad, además de haber intentado sembrar pruebas inútilmente, no podemos cegarnos ante la fuerte influencia ideológica separatista de parte de los huelguistas. Hablamos poco de la organización militar, por así llamarle, que acompaña a los huelguistas. Para enfrentarse a la policía, los opositores a Tía María se forman en filas ordenadas: adelante van los que lanzan huaracas; detrás, los que llevan los escudos de madera que protegen a “la masa”, los de la tercera fila. Se ha escuchado a un campesino declarar en televisión que él no era responsable de ningún acto de violencia, sino que estaba en “la masa”, y de ahí lo sacaron. La expresión “masa” es parte de la narrativa maoísta, que comparte el comité regional Horacio Zevallos de Patria Roja, a cargo de las manifestaciones en el Valle de Tambo, con los etnocaceristas y con los senderistas del Movadef. La otra fórmula maoísta que comparten es la del paro prolongado, aprendido de la guerra popular prolongada, que tiene como objetivo dilatar el tiempo de la protesta hasta aislar a la población de las instituciones y del Estado. Qué se yo, pero estas cuestiones nunca terminan bien, y las muertes van avanzando.

Pleitesía tercera: La Tierra

Mama Pacha, Diosa fértil, os pido perdón por los pecadores, no saben lo que hacen. A tajo abierto, sí, a tajo sangriento se piensa destruir la tierra. El proyecto comprende la explotación de dos yacimientos a tajo abierto: La Tapada y Tía María, de donde se extraerán 100.000 toneladas métricas diarias de cobre. No obstante, el Ministerio de Energía y Minas aprobó el Estudio de Impacto Ambiental (EIA), del proyecto Tía María, por sobre todas las protestas, por sobre todo pronóstico de conflicto. El medio ambiente es frágil, como ser vivo. Ahora bien, a través de la ósmosis inversa, se dará tratamiento al agua salada, para ser de consumo: no se utilizarán lagunas. Pero, existen otros riesgos: A través de la atmósfera se transporta la contaminación hacia todo el valle; el ácido sulfúrico es altamente contaminante y Dios quiera no tenga contacto con la tierra. Si el tajo llega a la capa freática, capa donde se encuentran las aguas subterráneas, todo el valle quedaría contaminado desde sus raíces.

Yo no sé por quiénes optar, pero si mañana me preguntan qué elijo, elijo la vida, siempre la vida.


Luis Ernesto

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