Estoy muerto

Estoy muerto, por mis errores de marsupial. Mira mis dientes  de universo sin reglamento, es mucho pedir tres deseos, por eso las ballenas hablan mi idioma cuando quiero pretender saberlo todo, ¡estupideces me dicen! Perdí un amigo que quiere conocer a la mujer luna, nos sumamos en un suicidio de letras, de sopa de letras mejor decirlo, porque hacerlo es buscar un destino. Ahora  hay un ermitaño jugando  con sus dedos, contando si puede llegar a cien por cien, no solo con su piel de cucaracha, si no estirarse como rana y dar besos de pescado a cada uno de los ciudadanos que le piden el secreto de la tranquilidad. El secreto para morir como insecto, como mosca de dos días, que vuela de manzana en manzana y  descubre un mapa del tesoro así eres tu ermitaño: buscas y siempre encuentras, eres un Jesucristo con múltiples resurrecciones  y un budista bajo tu árbol de eucalipto. Yo estoy perturbado viendo el cementerio a lado de la casa de mi bisabuelo, esa casa destruida y decorada con hojas secas y piel de carnero, la casa donde  descubrí que los fantasmas son buenos y te guían a través de las lágrimas y puedas darte cuenta que la niñez es para entrar en cuevas donde existen duendes o demonios que te secuestran para toda una vida. A veces ese pasado con olor a riachuelo y a muerto me dejó latiendo el corazón bajo la luna llena, no había sentido, solo había susto y murmullos de gente que hablaba sobre la bondad de mi bisabuelo, él estaba muerto yo estaba vivo. Pero ahora yo estoy muerto y él está vivo.  Recordar   las vacas volando sobre mi mente o el campo verde color garabato crayón post punk, me deja la sensación de volver  a los primeros años de estudio (si ahora en estos recuerdos tengo 4 años con mis crayones y mis temperas, tengo la depresión post bebe).  Es de noche vivimos en un charco de agua llamado ciudad, un hábitat, donde algunos solo somos larvas y otros queremos ser humanos, pero no hay mejor verbo que matar: matar las horas con un cigarro, matar el cigarro con insulto, o morir encima de un cartón en una esquina. Siempre estaremos caminando por la ciudad con pasos ciegos, diciéndonos unos a otros:

Somos verbos mal conjugados con astillas   no los somos, mi pie derecho habla con aserrín
Dime el pasado de tu vientre                                       tuve amores y muchos hijos

Seguimos la historia de la luna, de la muerte, del músico que se casa con la muerte, porque la muerte baila con el músico, y solo atinamos   a aplaudir: qué lindo vals. La desgracia tiene un futuro, los tiempos tienen una cosmo-agonía, un vertebrado mató el tiempo:

El tiempo, no tuvo hermanos ni hijos pero si caso con su hermana ( ella era hermosa).


Cuando el rio suena es porque estrellas trae y universos se derrumban ahora sigo muerto, pero mis dedos crecen mi vientre y pecho de  dinosaurio, reclaman lo que no merezco un poco de agua, y algo de aire.  La jaula está abierta, mis amigos también salen, ladran  y muerden porque tiene rabia, también quieren morir, pero ellos son más tranquilos que yo (las apariencias engañan). No somos varones somos gusanos que  se arrastran entre la pista, y  compiten por llegar al final de la ciudad, no llegamos muerte es lo primero en conocer. Yo ya estoy muerto.  Y el amor en nosotros es lo único vivo, pero es saliva y fluidos, habrá que buscarlo.
                                             MARIO SANTIAGO BEY QUIROGA

No hay comentarios:

Publicar un comentario